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¿Qué es la etiqueta energética y para qué sirve?

Todo lo que debes saber sobre la etiqueta energética: novedades, cuándo entró en vigor, cómo leerla...

La etiqueta energética de los electrodomésticos es una iniciativa de la UE para clasificar los aparatos en función de su consumo y fomentar el ahorro energético. Pero, ¿cómo es la nueva etiqueta energética implantada en 2021? Te lo explicamos en esta guía.

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¿Qué es la etiqueta energética?

La etiqueta energética es un documento obligatorio en el ámbito de la Unión Europea (UE) para una serie de aparatos eléctricos. Todos los incluidos en la lista y que sean producidos en este territorio, deben llevar, obligatoriamente, la etiqueta de eficiencia energética. Se trata de un adhesivo que debe figurar en una parte visible del aparato: en una esquina de la pantalla de un televisor, en uno de los lados de la nevera, en la parte frontal de la lavadora, etc.

La información que proporciona se ajusta a las normas comunes establecidas por la UE para cada tipo de aparato. Es decir, se establecen una serie de datos (fijados en las correspondientes normativas) que hay que proporcionar al consumidor y que le servirán para valorar la eficiencia energética de diferentes opciones.

Para qué sirve la etiqueta de eficiencia energética

Gracias a la información que proporciona la etiqueta energética, el usuario podrá saber qué aparato será más eficiente y, por tanto, producirá un menor consumo de energía y de agua (en el caso de lavadoras y lavavajillas). O lo que es lo mismo, con cuál ahorrará más, entre dos opciones de características (técnicas) similares.

Etiqueta energética

Nueva etiqueta energética para electrodomésticos

La iniciativa de la etiqueta de eficiencia energética no es nueva. Se lleva usando desde 1994 para aparatos producidos en la UE, aunque entonces solo afectaba a una serie de electrodomésticos. Esta etiqueta ha sido recientemente renovada para adaptarse a una nueva escala de eficiencia energética. La novedad es el reescalado: el cambio de escala.

El principal objetivo sigue siendo fomentar el ahorro energético. Pero en una doble dirección: se trata también de impulsar la producción de aparatos cada vez más eficientes. Para conseguirlo, se ha optado por una escala más estricta: de la A a la G y eliminando las clases A+, A++ y A+++, a las que pertenecían el 90 % de los electrodomésticos, justo antes de la implantación de la nueva etiqueta.

Tanto es así que no existen aún aparatos que puedan cumplir los requisitos necesarios para pertenecer a la clase A. Así, la nueva etiqueta energética para electrodomésticos —y otros aparatos eléctricos— también anima a los fabricantes a desarrollar aparatos con más eficiencia energética. De hecho, con la nueva escala, ese 90 % de los electrodomésticos a los que hacíamos mención han pasado a ser considerados de clase C (su equivalente, tras la reescalada).

Qué electrodomésticos deben llevar obligatoriamente esta etiqueta energética

La lista de electrodomésticos a los que afecta la nueva etiqueta energética no es estática. La idea es implementarla cada vez en más aparatos. Hasta el momento, puedes encontrar la nueva etiqueta energética de electrodomésticos en:

  • Refrigeradores y congeladores. Incluye los refrigeradores para almacenar vino.
  • Lavadoras y lavadoras con función de secadoras.
  • Lavavajillas.
  • Televisores y pantallas electrónicas.
  • Otros: refrigeradores de venta directa y de bebidas y congeladores de helados (tipo arcón).

Pero la lista de aparatos eléctricos es más larga, ya que desde la UE se han fijado una serie de categorías generales de productos que deben llevar etiqueta energética, como los aparatos de cocina, los radiadores y los aparatos de aire acondicionado y ventiladores.

Por qué hay que mirar la etiqueta energética

La etiqueta energética (tanto la antigua como la nueva) pretende ser una aliada del consumidor que busca un mayor ahorro en la factura de la luz. Optando por los aparatos más eficientes (con mejor clasificación en su etiqueta energética), se puede llegar a ahorrar mucho dinero, ya que el consumo energético (de luz y de agua) es menor.

Por no hablar de la responsabilidad con el medioambiente. Gestos como fijarse en la etiqueta energética y utilizar de forma eficiente los electrodomésticos representan un gran primer paso en ese objetivo común y que persigue la reescalada de la nueva etiqueta energética: reducir, lo máximo posible, la emisión de gases contaminantes.

Mirar la etiqueta energética y dejarse guiar por ella y procurar fabricar aparatos con una calificación cada vez más cercana a la A en esa nueva etiqueta energética son las acciones que consumidores y fabricantes pueden compartir, para conseguir este objetivo común, promovido desde la UE.

Comparación etiqueta energética antigua y nueva

Cómo interpretar la etiqueta de eficiencia energética de los electrodomésticos

Interpretar la etiqueta de eficiencia energética (antes, y ahora también) se parece bastante a tratar de resolver un jeroglífico. Porque en ella encontramos:

  • Una escala de colores y letras: representan las clasificaciones energéticas acordadas por la UE para informar sobre la eficiencia energética de un aparato eléctrico, como un electrodoméstico. Informa al consumidor, a rasgos generales, sobre el consumo energético que va a suponer el uso de un determinado aparato.
  • Pictogramas: varían en cada categoría de producto. En términos de consumo, no son los mismos datos los que se utilizan para hablar de una bombilla —cuya etiqueta solo informa del consumo de kWh por cada 1.000 horas— que para hablar de una lavadora. A diferencia de una fuente de luz, esta consume luz pero también agua, produce ruido, tiene un tiempo de funcionamiento programado, etc.

Etiqueta energética antigua

La etiqueta energética antigua funcionaba con una escala diferente y mucho menos estricta: de la A a la D, contando con tres tipos de aparatos de Clase A: A+++, A++, A+. Los requisitos para pertenecer a la clasificación A (la más eficiente) eran más flexibles. Por eso, al producirse la reescalada, todos esos aparatos supuestamente muy eficientes han pasado al punto medio de eficiencia.

En cuanto al consumo energético, la etiqueta antigua aportaba el dato de consumo anual total del aparato en kWh y en litros y no por ciclos o por programas. En este sentido, aportaba menos información al consumidor, ya que este no contaba con una referencia (eran 220 ciclos de lavado estándar y tenía en cuenta el stand-by, aunque de esto no se informaba en la etiqueta).

Aportaba también información sobre el ruido. En el caso de una lavadora, los dB durante el lavado y durante el centrifugado. Pero no usaba escalas para clasificar esta contaminación acústica. También se incluían los pictogramas que hacían referencia a la eficiencia del centrifugado en las lavadoras y a la del secado en los lavavajillas, pero no de un programa ECO, sino de un programa normal.

Nueva etiqueta energética

La etiqueta energética nueva es, aparentemente, muy similar a la antigua. Sin embargo, modifica diferentes aspectos clave. Empezando por las clasificaciones energéticas. Para ayudarte a interpretarla, analizamos un ejemplo. Esto es lo que nos dice la nueva etiqueta energética acerca de una lavadora:

  • Características técnicas del producto: escaneando el código QR presente en la etiqueta podrás acceder a una información ampliada sobre el producto.
  • Clase energética (A, B, C, D, E, F o G). Los que pertenezcan a las clases A y B son los más eficientes y los de la clase F y G los que mayor consumo energético producen.
  • Consumo anual de energía: el gasto energético (para 100 ciclos de lavado), expresado en kWh.
  • Características del programa ECO: capacidad de carga, duración en minutos, consumo de agua (litros por ciclo), clase de eficiencia del centrifugado (A, B, C, D, E, F o G), ruido del centrifugado (expresado en dB) y clase de emisión de ruido (A, B, C o D).

Etiqueta de eficiencia energética y etiqueta de certificado energético

Aunque en términos generales aportan el mismo tipo de información (el consumo energético), la etiqueta energética no tiene nada que ver con el certificado de eficiencia energética (CEE). La primera, como ya hemos visto, clasifica la eficiencia energética de aparatos y electrodomésticos en función de su consumo. La segunda, de un inmueble o edificio en base a su consumo energético y sus emisiones de CO2.

Otra gran diferencia es que el certificado energético no es una etiqueta, sino un informe. No se coloca en la fachada de un inmueble, como se haría con la etiqueta energética de un televisor. Es un documento redactado por un Técnico Certificador Energético, tras realizar una observación y una serie de pruebas de evaluación. Desde junio de 2013 es obligatorio obtenerlo si se pretende vender o alquilar una casa.

Etiqueta energética en caja de bombilla

Etiquetado energético: preguntas frecuentes

Para finalizar esta guía, resolveremos las preguntas más frecuentes en relación al etiquetado energético. Son preguntas muy generales, que nos servirán para repasar los conceptos clave de la etiqueta de eficiencia energética que debes conocer para aprovechar sus ventajas.

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¿Qué es una etiqueta de eficiencia energética?

Es un adhesivo informativo que se coloca en una serie de categorías de aparatos eléctricos y electrodomésticos: frigoríficos, congeladores y otros refrigeradores, lavadoras, lavavajillas, televisores y pantallas electrónicas y fuentes de luz. Aporta datos sobre el consumo energético de dicho aparato.

¿De qué informa la etiqueta energética?

El principal cometido de la etiqueta es clasificar aparatos eléctricos en función de su consumo energético y su eficiencia, en una escala de la A a la G. Además, proporciona los datos sobre los que se fundamenta esta clasificación. Tanto el consumo anual en kWh (por ejemplo, 1.000 horas de uso al año en un televisor o 100 ciclos de lavado en una lavadora) como el del programa ecológico, en aparatos como lavadoras y lavavajillas. En el caso de estas máquinas, la etiqueta informa de su eficiencia energética por aspectos como el centrifugado y de su contaminación acústica, indicando los dB que emite durante este proceso.

¿Dónde se encuentra la etiqueta de eficiencia energética?

Encontrarás la etiqueta de eficiencia energética adherida a la superficie de los aparatos en exposición, en una tienda. Siempre en un lugar visible. Pero también junto a la documentación del aparato. En el caso de las bombillas, se imprime siempre en su caja.

 

Actualizado el 14/03/2024 por el equipo de redacción de acierto