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¿Qué capital asegurar al contratar una póliza de vida?

Se trata de una de las decisiones claves antes de contratar un seguro de vida

A la hora de contratar una póliza de vida, decidir el capital que vamos a asegurar es uno de los aspectos más importantes a tener cuenta. Esta cantidad varía en función de las características del tomador y de sus pretensiones, así como del tipo de seguro de vida que suscribamos. En esta guía te contamos todo lo relacionado con el capital asegurado de una póliza de vida.

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¿Qué es el capital asegurado en una póliza de vida?

El capital asegurado es la indemnización que recibirá el beneficiario del seguro en el caso de que se cumplan las condiciones estipuladas en el contrato; es decir, el riesgo para el que se obtiene cobertura. Normalmente este riesgo es el fallecimiento del asegurado o la invalidez permanente total o absoluta del mismo, según lo que se haya pactado en las condiciones particulares de la póliza.

Calcular el capital a asegurar en un seguro de vida

Por eso, al tomar la decisión de contratar un seguro de vida, debes dedicarle todo el tiempo necesario a esta estimación para averigüar cuál sería la cuantía adecuada, en tu caso. Se trata de calcular cuánto dinero necesitaría tu familia ante cualquiera de esos dos supuestos para salir adelante, pese a la falta de ingresos.

¿Qué cantidad de capital aseguro?

El capital que debemos asegurar dependerá de muchos factores. La situación vital en la que nos encontremos, nuestra capacidad económica o lo que consideremos nosotros como suficiente para mantener el estatus económico actual de la familia marcarán la cifra que debemos establecer en el contrato. Eso sí, hay que tener en cuenta que cuanto más alto sea el capital a asegurar, más elevada será la prima.

La estructura familiar y sus características (número de hijos, edades, estudios pendientes...) será fundamental en el cálculo. En un seguro de vida, se trata de anticiparse al futuro. Por lo tanto, para calcular el capital a asegurar tendrás que hacer muchos números y asegurarte –en la medida de lo posible– de que el capital que ahora crees suficiente lo será también en el futuro.

Antes de calcular, hay que tener claro qué necesidades buscamos cubrir con ese capital. Por ejemplo, si tenemos una hipoteca y queremos vincular el seguro de vida al préstamo. Es decir, que en caso de que fallezcamos o suframos una invalidez permanente –y para que nuestros seres queridos no tengan que hacer frente a estas letras–, debemos suscribir una cantidad que sea equivalente a la hipoteca. Cantidad que irá descendiendo a medida que la deuda se vaya amortizando. En cualquier caso, se recomienda que en estos casos el capital sea mayor para que la familia pueda reajustar los ingresos después del fallecimiento de esa persona de la que dependían económicamente y hacer frente a otros gastos que se producen en esos primeros momentos.

En el caso de que nuestro objetivo no sea cubrir el pago de un préstamo hipotecario, deberemos valorar qué cantidad es la que más se ajusta a lo que buscamos, teniendo en cuenta nuestra situación familiar y sus necesidades presentes y futuras. Calcular cuántos años de tranquilidad queremos (y podemos) proporcionarles y adecuar la suma a lo que cuesta esa tranquilidad.

¿Cómo calculo el capital que voy a asegurar?

Como punto de partida, cabe aclarar que los expertos recomiendan asegurar, al menos, un capital que sea cuatro o cinco veces superior a nuestro salario neto anual. Esto proporcionaría a la familia cuatro o cinco años de liquidez financiera y un margen bastante amplio para buscar soluciones, como un trabajo para el cónyuge que pasa a ser la fuente principal de ingresos.

Pero si quieres hacer tus propios números para asegurarte de que lo dejas todo bien atado, empieza por lo más general: estudia la economía familiar. Realiza un informe con los ingresos que se aportan y los gastos que se soportan: alquiler (si es el caso), suministros, comida, educación, actividades extraescolares, ropa, etc. Pero sin olvidar los que ya están previstos en el futuro, como la ortodoncia del niño, por ejemplo, o el pago de una letra pendiente.

Porque, además de los gastos del día a día y generales, deberás tener en cuenta otros pagos, como algún crédito pendiente de devolver, pagos aplazados en las tarjetas de crédito, una última cuota del coche cuya compra has financiado, etc. Es importante que tengas en cuenta todos los gastos que tendrá que afrontar tu familia tanto ahora como más adelante, poniéndote en la desagradable tesitura de que te pudieran perder.

Capital asegurable en un seguro de vida

Precisamente, si lo que aseguras es un capital en caso de fallecimiento, también tendrás que pensar en gastos como el sepelio, el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, etc., que tendrán que ser afrontados por tu familia. Si aseguras una suma en caso de incapacidad permanente y absoluta, incluye en el cálculo los gastos de adaptación de la vivienda y/o del coche, los posibles costes médicos (por ejemplo, de tratamientos fisioterapéuticos privados), además de ese dinero que ya no podrás ganar si quedas incapacitado totalmente para trabajar.

Actualizado el 09/11/2023 por el equipo de redacción de acierto