Las gripes, resfriados y alergias afectan a la conducción
Que el estado del conductor influye en su forma de manejar el vehículo y en los riesgos de sufrir un accidente es una realidad sobradamente conocida. Un punto en el que no podemos dejar de hablar de las gripes, resfriados y alergias y en cómo afectan a la conducción. Porque sí, los síntomas propios de estas enfermedades incrementan las posibilidades de verse inmerso en un siniestro.
Los síntomas de gripes, alergias y resfriados, clave
Así, conducir con alergia incrementa en un 30 % el riesgo de accidente. Una cifra que se sustenta en los principales síntomas de la dolencia. Porque estornudar varias veces seguidas equivale a recorrer 100 metros a ciegas (aunque depende de la velocidad). Por otra parte, el lagrimeo, la hipersensibilidad a la luz… Son malos compañeros al volante, ya que limitan la visibilidad del conductor. Se suman otras posibles distracciones, como soltar el volante para sonarse o para frotarse los ojos.
Además y según un informe interno, el 50 % de los alérgicos sufre alteraciones del sueño, y la somnolencia diurna afecta a 2 de cada 5 personas con rinitis alérgica. Sin embargo, esto no impide a 8 de cada 10 alérgicos –que reconocen conducir peor por culpa de esta patología– siguen haciéndolo con normalidad.
Más allá de la alergia, no podemos olvidarnos de los gripes y resfriados, cuyos síntomas —muy parecidos— también afectan a la conducción. Conducir estando afectado de gripe o simplemente resfriado supone un riesgo, por motivos similares a los que nos referimos al hablar de los peligros de la alergia. La tos, los estornudos, el moqueo, el lagrimeo, unidos a la fatiga muscular y al dolor de cabeza son factores que pueden influir en la conducción, provocando que esta sea menos segura.
Conducir bajo el efecto de medicamentos, otro riesgo asociado
Otro de los riesgos asociados a quienes padecen alergia tiene que ver con el consumo de antihistamínicos. Se trata de fármacos que, como muchos otros, pueden afectar a las habilidades del conductor, a sus reflejos. Es posible que causen somnolencia, cansancio, fatiga y similares. Teniendo en cuenta que la somnolencia duplica el riesgo de morir en un accidente y que actualmente hasta el 35 % de la población padece alergia, las cifras resultan alarmantes.
En cualquier caso, conducir bajo los efectos de ciertos medicamentos no es algo exclusivo de los alérgicos: el 30 % de los conductores está en tratamiento con algún fármaco. Y la ingesta de medicamentos cuyos efectos pueden resultar peligrosos para la conducción ha aumentado desde que se iniciara la pandemia. En concreto, y según las cifras a las que hemos tenido acceso desde Acierto.com, el 11 % de los automovilistas reconoce que ahora toma más medicamentos peligrosos que antes.
Todo esto se deja notar en las cifras de accidentes de tráfico: el número de víctimas mortales que dieron positivo en algún psicofármaco ha aumentado un 40 % en los últimos años.
Qué hacer para evitar que las gripes, resfriados y alergias afecten a la conducción
Por suerte, existen maneras de mitigar los síntomas de la alergia y de abordar estos problemas en general. Uno de ellos es acudir al especialista, algo que solo hacen el 20 % de los alérgicos. En gran medida con el fin de evitar las listas de espera propias de la Seguridad Social. Y algo parecido sucede cuando enfermamos de gripe o tenemos un resfriado. En este punto podría resultar contar con una póliza médica.
Por dónde y cuándo circulemos también es determinante. Con alergia al polen, lo recomendable es evitar las zonas con mucha vegetación y los caminos de tierra. Y, si es posible, no conducir en los momentos de mayor concentración de alérgenos en el aire: el amanecer y el anochecer.
Otra forma de reducir el riesgo y que implica al conductor es evitar entrar en el coche con prendas de ropa sobre las que se puede haber concentrado el polen. Y llevar gafas de sol evitará el lagrimeo y la fotofobia, mientras que un buen lavado de ojos contribuirá a una buena visibilidad.
Los alérgicos y los que estén resfriados o estén pasando la gripe también deberían evitar consumir alcohol, tabaco (el humo es incompatible con las tres dolencias) y algunos alimentos con efecto inflamatorio (como azúcares, grasas trans, carnes procesadas…). Más aún si están medicándose para combatir cualquiera de estas dolencias, ya que la mezcla de alcohol y medicamentos también puede tener efectos muy adversos.
¿Pagaré más en mi seguro por ser alérgico, tener gripe o estar resfriado?
Dado el incremento del riesgo, cabe preguntarse: ¿puede llegar a influir el hecho de tener alergia o gripe en el precio del seguro? Lo cierto es que no. Una aseguradora examina el perfil del asegurado. Pero no su salud; más bien datos como su estado civil, si tiene hijos, por dónde circula, las características de su vehículo, desde cuándo tiene el carné y similares. La salud no es un parámetro que se considere a la hora de calcular el riesgo en este caso.
Ahora bien, cabe tener en cunta que las aseguradoras sí valoran otro parámetro directamente relacionado con la forma de conducir de sus clientes: el historial de siniestralidad. Si, durante los últimos años has tenido más accidentes y has dado más partes al seguro como consecuencia de los síntomas de la alergia, es posible que tu prima sea más alta o que te la suban. Pero, de nuevo, no es el único factor que incide en el precio. Para encontrar una póliza acorde a tus necesidades, recuerda comparar en Acierto.com.
Actualizado el 19/05/2025 por el equipo de redacción de acierto